miércoles, 5 de agosto de 2015

Olor nauseabundo de café dentro de una botella de plástico, el director imaginario dirigiendo las cuerdas vocales de los poetas que recitan con el mismo tono monofonico. Las mentes ya están cargadas de las cuerdas vocales instruidas y la inspiración es casi tan nauseabunda como el olor de la botella de plástico llena de café. 
Somos café dentro de una botella donde un mono haciendo payasadas nos bebe de la azul tapa y nos creemos inteligentes, intelectuales, nos dejamos inspirar o fingimos inspirarnos
¿para qué? 
Viejo poeta borracho con olor de licor blanco barato, tratando de retener su aliento en la palma de su mano, para que no se escape y lo acuse frente a todos de su vicio; busca seducir mentes juveniles y sus ojos inyectados en sangre muestran la mediocridad del hombre que se perdió en falsas aspiraciones y se bebió todo el café de la botella para después vomitar en la boca del mono. 
Tú no recitas, viejo borracho. Tú te has vendido a tanta mujer a tanto licor a tanto café a tanto cualquier intento absurdo de intelectual que ya no ves nada cuando buscas tu reflejo
No ves nada cuando buscas tu reflejo porque ya no eres un ser, te has pasado al otro lado del vidrio, viejo, no tienes reflejo porque tú mismo te has convertido en un reflejo
¿mi reflejo? 
Reflejo de todos los que somos café.
D

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